miércoles, 25 de marzo de 2015

Absolución

Tendría cerca de doce años.
Mi madre me deslindó de mi pura vida y haraganería (Haciendo énfasis a lo primero).
Llévandome a rastras a la capilla; uniéndome a la clase de catecismo.

Que si no traté de deslindarme sobornando a mi querida con quehaceres, caprichos, mandados y en ultima instancia a llevarla a pensar en alguno otro y menos cruel destino; como emplearme un trabajo en sus filas (Que con el pasar del tiempo cumplí con falsa indiferencia y miramiento.)

Sin éxito.

Se me podría identificar muy bien. Era la desdicha personificada.

Sabía inconscientemente que si cedía a los menesteres religiosos (Por poner uno de tantos fosos sépticos intelectuales sociales), sería dictaminar mi futuro de golpe.
Sería, ahora lo sé; idiota.

Ignoro cuánto habrá transcurrido, cual habrá sido el momento exacto o las palabras para caer en sus redes.
Recordarlo ahora es tocar la cicatriz emocional de aquella no tan hipotética imagen que pude haber sido yo.

También llegué a odiar esos bancos planos y duros en los que hacían sentarnos mientras escuchábamos las patoaventuras de nuestro salvador. Creo que de ahí se origina mi malformacón en los glúteos y por ende, a las burlas que hoy acosan a mi inexistente trasero...*


Sin explayar más.

Las oraciones, el temor al Infierno (Y más al Paraíso), los cantos mal entonados y ridículos, y el lastimoso Cristo bizco en la cruz, me hicieron ceder; habían lavado mi cerebro.

Llegué un día a casa y repetí como lo hice en la "clase":

- "Quiero ser cura."

Mi padre me escuchó, se asomó por entre el arco de la puerta del dormitorio.
La perplejidad, la incredulidad, la revelación que también el vio de mi futuro.
Su cara, quizás ahora un poco distorsionada por los viejos recuerdos o esta invención, era la máscara de la más sincera tristeza y desaprobación.

Incluso a mi madre, que siempre ha gozado de la desdicha ajena (De la cual yo también gozo), no le hizo ni la menor mella de gracia.

Al día siguiente, papá me llevó un envoltorio rojizo; un libro: el viejo y el mar.**
Mi primer libro.
Quedé absuelto.
Quedé libre del peor de los pecados.

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No digo que leer me haga mejor persona, pero sí menos peor que el resto.

*Lagrimas.
**El Principito no cuenta.

sábado, 18 de octubre de 2014

El pulpo y el melón.

Estaba el pequeño pulpo acostado, preguntándose (de nuevo) para qué servirían sus dos corazones.

¿Cuál sera la función de dos corazones?  
De hecho, esta no era la primera vez que se lo preguntaba. Esto le ocasionaba muchos dolores de cabeza, y por el tamaño de su cabeza, era una verdadera tortura de jaqueca.

Tenía una verdadera crisis existencial el pobre cefalópodo.

Mientras tanto, en la superficie, se encontraban tres niños; Habían acabado de robar un puesto de frutas del mercado, ¿por qué?, bueno, sería explicar las razones de rebeldía en los niños de mala vida.
Como sea, ¡tenían que deshacerse de la evidencia pronto! No sabían cómo reaccionarían sus padres .Ahora los golpearían... con razones. Así que no podían arriesgarse a tal bruta acción. 

- ¡Lancemos las frutas al agua! - Dijo el más gordo de los niños, ya llegando al muelle. Tenía más miedo de que los atraparan. -Su padre era el más borracho de todos-

Los demás accedieron, no tanto por sus propias suertes, si no por la compadecencia a su compañero con diabetes.

Pues bien, tiraron las frutas, ¡cuántas había!, de todos los tamaños, colores, sabores. ¡Era una eyaculación arcoírica de frutas! 
Las frutas cayeron en todas direcciones, haciendo diferentes sonidos y una que otra maldición.

Ahora, ¿qué pasó con el pobre diablo de pulpo? Resulta que una de esas frutas cayó demasiado cerca de la casa del desdichado.
Asomóse a ver qué producía ese alboroto y festivus de maldiciones poco ortodoxas

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La vio entonces, una bella meloncíta. Obviamente, Pulpo no sabía un carajo sobre frutas, no sabía cómo tratarlas, o (más importante para el) cómo lo trataría a él. (Inico del Drama. El niño no cuenta, es gordo y por ende, es gracioso.)

Brotó una muy nada convencional amistad. No podía creer cuanta felicidad podía traerle otro ser, y cuántas cosas podrían confiarse.
Y de ahí un sentimiento, uno que jamás había sentido a ese grado. Amor tal cual.
Pulpo sentía inseguridad, celos. Pero no dejaba de amarla, su relación se había tornado demasiado fuerte, la fruta se había convertido en parte de su día a día. Ahora no podía concebir la idea de un futuro sin ella.

Pasó el tiempo, y con ello, más disgustos, más peleas, más separaciones, más melancolía y más regresos. Siendo lo último, lo más gratificante, pues Pulpo sabía que no hacía si no reforzar su amor por ella. Lo sabían incluso en el intermedio de sus peleas; dándose celos indirectos y extrañándose de una forma masoquistamente satisfactoria.
Este daño y celos que se declaraban divertidamente una vez ya perdonados y reconciliados.


- "Me gusta ser quien soy cuando estoy contigo" o "No importa qué pase, siempre terminamos juntos" - dijo Meloncita.


A pulpo se le daba bien la cursilería, pero cada tanto, a ella igual. Y esas palabras le golpeaban, sentía que dichas letras podían ruborizar a uno o dos Borges.
Palabras que le daban fuerza, sin importar qué. Hacíanle olvidar los problemas y seguir adelante, ayudándola y ayudándose.

Muchas cosas pasaron, muchas voces les reclamaron, les reprocharon e incluso les regañaron.
Ellos seguían juntos.

- ""No importa qué pase, siempre terminamos juntos" - resonaba en su cabeza al abrazarla.

Hasta que llegó una pelea decisiva, y dejaron de verse por mucho, mucho tiempo (Quizás no tanto, pues a como Pulpo, poeticamente le gustaba medir el amor en Borges, igual media el tiempo así.)

El mundo se le vino abajo, trató de suplir su felicidad de otras formas, a como lo hacía el resto. 
Pasaba horas hablando de ella a amigos cercanos, lo cual solo lograba desahogarle unas horas.
Bebiendo con los mismos, saliendo, estudiando, leyendo, gastando cajetillas y dinero, lo que lograba desahogarle unos días.
Escuchando música, lo cual le regresaba a esas horas y esos días tan felices para él. La imágen de su hermoso rostro sonriente.


Siguió siendo para él su día a día, incluso en sueños recurrentes que le abrumaban felizmente. Deseándole un "¡Buenos días, pulpíto!" al despertar.

La pregunta de Pulpo cambió.
- "¿Para qué sirve el solo corazón que me queda?"

Sufrió, lloró y decayó.
Hasta la fecha. 

Con una muy gran diferencia, que le hace seguir adelante, el recuerdo de su felicidad, el recuerdo de su amada.
También tropiesa a causa de cicatrices.

Cicatrices como las del niño gordo; que jamás desaparecerán.





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A diferencia de otros "cuentos", este lo escribo para mi. Gracias a la gente que me ha leído anteriormente y a los que me han comentado incluso por inbox.
Cuando termino una nota (nombre más adecuo para esto) no suelo revisar mi faltas ortográficas por no cambiar más detalles a la historia y terminar con algo totalmente diferente a lo original (Pero que excusa más marica, ¿no?)
Deséenme suerte.

También, puede que así lleve noches más amenas ahora.

Tenía que terminar el maldito escrito por razones más... personales.

Y...

domingo, 11 de mayo de 2014

Apapachos, favor de hacerse presentes.

Sigue lloviendo.
Las ya inútiles solicitudes de empleo bailotean ligeramente al compás de la brisa escalofriante de la ventana.
Me pregunto cuánto tiempo tardarán los documentos en llegar a mi.
*La melancolía aparece en escena*
Me siento desplazado...
Hecho a un lado, ¿por qué tanta indiferencia de repente?
Vamos, que dónde quedo el amor empalagoso.
¿Por qué tiene que ser por rachas?. A veces apapachos y luego avionazos tipos 9/11.
Lo acredito mierderamente ignorante a esos días del mes, No hay nada que pueda hacer. O quizá sí...
Viene a mi mente ese delicioso café de olla, aquél del que te platiqué, el que sirven en el restaurante de los 50's...
Pero caigo en que estoy solo, por las próximas horas.
No dejas de ocupar parte del tiempo en mi cabeza; acredítalo a que te extraño, a que me has atado a ti y que me enamoras día con día. Al carajo, que te quiero.
Que te adoro.
Que te amo.
Que demás sinónimos habidos y por haber de las palabras anteriores.
Eres la que se instaló en mi recamara amueblada de mi ser llamado coloqialmente corazón
También eres aquello que no puedo quitarme de la mente. Y no quiero quitarte de mi. *risas grabadas*

En otras noticias, no he hecho más que leer puras guarradas, al mismo tiempo que genialidades literarias.
No puedo evitar sentirme culpable y más avergonzado por querer personificar un papel que no va conmigo.
He de quitarme esta máscara de frivolidad receptora. Una llamada *falsedaaad puraaa y cabrona!*
Escribo desordenadamente y futil, y aquí mis excusas; Por que solo así mi mente puede ordenarse después. No es un diario ni debe ser tomado como indirecta, ni mucho menos.
Tomar lo que escribo, a mal, quita la razón más importante a mi cuarta pared. La cual es entretener
Escribo principalmente por mi y para mi. Solo que no puedo negar el placer de ver mis ideas plasmadas en un blog.
Por que hace meses he escrito algo decente, pues no me he sentido con ganas inclusive abandoné la idea de no estudiar letras, ahora abandono la idea de dejarlo.
Ya me siento mejor y creo que he leído lo suficiente para dar cuerda imaginante y resuelva en mis letras.
Que bonito es vivir queriendo que lo quieran y que así sea.
No me da curiosidad saber al morir, que se sintió haber querido y haberme sentido querido.
Pues podría escribirlo ahora mismo...
Pero a lo mejor en el futuro leí un par de libros más, y solo quizás  pueda hacer justicia en palabras, a la locura y amor que me provocas.
Te amo. Y espero un buen beso en mi cachete pronto.
Mientras eso ocurre...
¿No se te antoja pastel frío... o un cafesito de olla?
*aplausos*

miércoles, 16 de abril de 2014

Carta de niñera.


Es media noche y de nuevo te tengo como excusa para escribir de nuevo, por lo menos lo que llega a ser un ensayo.

Me levanto abrúptamente por un vaso con agua, y espero que en mi odisea por el mencionado líquido, se me ocurra algo bueno para mi historia.

Nada.

¿Y qué tal si giro mi cabeza hacia tu dirección?

Aun que eso significa gastar mi última y más grande inspiración en no solo este cuarto, sino en todo lo que abarca mi existir.
Te volteo a ver y como si supieses que, abres los ojos.
Te levantas a programar el tan maldecido (por mi) despertador y como si fuese una función autómata me abrazas en el proceso, me besas una mejilla, vas al baño, regresas y te tiras a la cama.

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Hace ya un mes que escribí eso. Estaba guardado como borrador y no tenía el valor de terminarlo.

"El destino o lo que sea no quiere que nos separemos, pase lo que pase nos volvemos a encontrar"
¿Recuerdas?

Quiero volver a encontrarte, que nos contemos lo que hemos hecho, hacer bromas de lo más estúpidas, hacer el ridículo frente a un mundo que nos importa una mierda.

No sé, poder volverte a decir que te quiero, y saber, en el proceso, que me crees.

Hazme saber que existo.

jueves, 4 de julio de 2013

Se renta cuarto amueblado.


Digamos que: Cuando alguien entra al corazón; se instala, con todo y chivas.
Eso es de ley.
Cuando se va, lo hace de repente.
Pero, ¿por qué?
¡Un impulso salvaje aparece!.
Son señales del sueño de la noche; ¡Una una premonición!. ¡La epifanía del siglo!.
Es libre, puede hacer lo que quiera, lo que queramos.
¿Ahora?.
Ahora tiene un arranque, una gran sed de aventura, y un hambre de inesperados actos de la nueva obra, ora, en la nueva vida que le espera.


Un boom de feromonas recién expulsadas que gira en torno a ella, la ciegan.

Me ciegan, me impiden siquiera tantearla, sin sentir su torso y con las manos subir sin despegar un centímetro, sin dejar de sentir contacto con ella. 
Deteniéndome de tanto en tanto; en tan brusco trabajo, sin asustarla. Pues el susto ya lo tengo yo, miedo de ya haberme olvidado.

Subir mis manos por tan frágil cuerpo humano, llegar a su cabeza, girarla y mientras la sostengo, por fin, después de tanto trabajo en articular las palabras y después soltarlas con tan gutural sonido... las siguientes palabras:

- "La vida sin ti no se acaba, pero sin ti no puedo vivirla".


Bien pude haber puesto eso en un paréntesis, pero uno tan largo se me hace un festivus del los sinónimos derivados de "Chocante".

Ergo, es solo mi subconsciente hablándoles, escribiéndoles.

Que el desmadre emocional de inicio.

"Secuelas" le llama la gente, a todo esto.
"Material" es a lo que yo llamo, a todo esto.
"Desamor" y "Chingaderas" son el significado real.


Por eso, para mi, es tan difícil tratar de olvidarla. La hija de la chingada dejó sus cosas en mi corazón...
Y ni donde ponerlas.


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Ésta canción me acompaña, sin cursilerías, hasta el punto y final de mi "escrito" y por qué no, mi existencia.

http://www.youtube.com/watch?v=2AzEY6ZqkuE

Etiqueto a los que, sé, me leen: Desde lastima, aburrimiento, compromiso y, diablos; amistad.
"Eso es todo, y nada más" - Le dijo al cuervo, aún posado, sobre el busto de palas.

domingo, 26 de mayo de 2013

Sonrisa perfecta.

Si mi mente lo permite, aún te Recuerdo.
Por que creo y espero aún estar cuerdo.

Cada uno de sus blancos dientes.
Hermosas perlas perfectas y brillantes.

Hermosa Madonna alta, rubia y blanca.
No te hace justicia ni la más fina porcelana.
Sabes, aprovechas y usas tus talentos como armas.
Pienso, que hiciste creer que, sí, que aún me amas.
Dejas tus hechos y acciones en mi memoria.
Recuerdos que me sirven, que sí me apasionan.

...

¿O será que estos recuerdos me han estado sedando?.
Oh, ¿Dios mío por qué me has despertado?.

Pero, ¿A qué atribuyo como realidad o fantasía?.
Me torturaste a un nivel que el propio Sade por envidia enrojecería.

Mi mano izquierda clavada en la pared lucha por zafarse.
Pero la fuerza de gravedad hará que se despedace.

Por los sonidos de sangre besando el suelo, debo estar a unos metros
Debo terminar de despertar, regresaras y me acabarás por tus malditos celos.

Tus desilusiones pasadas podrán amortiguar mi caída y terminar de romper mis huesos.
Por que ya visualizo a los pobres diablos descuartizados y apilados por los suelos.

Podrías regresar en sólo unos minutos
Pero no te daré el gusto de acabar como uno de estos brutos.

Con mi pie y mano derecha me es suficiente.
¡Ahora también recuerdo que mi pie a los perros desechaste!.

Mis súplicas sirvieron de nada.
Te burlabas mientras empezabas.

Aquel martillo rompía el blanco hueso que la cierra dejó...
Pero entonces el recuerdo del dolor me dijo algo que mi mente aclaró.

El miedo es el único sentimiento más grande que el amor
Algo totalmente nuevo y cálido surgía de mi interior.

Como cada gota de sangre se esparcía.
En mi boca nació tu idéntica risa de picardía.

Tengo mucho tiempo para planear y poder vengarme
Y, qué diablos, ¿quien sabe?
Me llevaré un buen recuerdo cuando de gritar acabes...

¡Ahora sé cómo te sientes! !Por eso lo haces como una asesina experta!
¡Me siento tan feliz, por este nuevo sentimiento que puede me haga poeta!
...


Como que...
Tu sonrisa me vuelve loco, ¿Sabes?.

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Algunos me pedían que regresara al género de "Terror".
Creo, es lo que mejor se me da.

Gracias por leer y dejar su opinión. Me sirve de mucho.


jueves, 18 de abril de 2013

Cuento de cinco minutos.


- Y... ¿Tienes novio?, solo por curiosidad...

La chica se lleno de una armonía tremenda, por fin, después de bastante tiempo, habían llegado a lo que quería.

- Amm... pues me gusta alguien. - Le contestó con esa picardía que suelen tener las indirectas amorosas.

- Ah, ya veo. - El chico tenía un problema, jamás, en su vida, había captado una indirecta, un sarcasmo, era demasiado inocente.

- ¿Por qué lo preguntas?

A la chica se le dibujo una sonrisa de oreja a oreja con un pequeño color rojo, como sangre de pichón; apenas visible por el maquillaje que traía; resultado de esos cambios tan raros que aparecen en la cara, por el nerviosismo y con el rubor. Estaba perdida en los ojos del chico. Cosa que el chico pensaba, estaría resfriada y con un poco de fiebre.

Al chico no le hacía gracia esa sonrisa suya, después de todo el coqueteo, de abrirse y dejar que husmeara en su vida, de darle, metafóricamente, su corazoncillo colegial, de enamorarse.
Después de eso, ¿le sonreía?, ¿después de confesarle que había alguien más?

- No, por nada... Ya me tengo que ir.

Giróse para irse, le dieron unas ganas repentinas de no verla más, y no sabía por qué.

La chica, con un giro de ojos y un movimiento rápido, agarró al chico por la punta de sus dedos.

- Eres tu, idiota.

Ahora el chico se perdía en sus ojos, y pareció borrársele todo realismo y sucumbir ante las metáforas que había dejado pasar toda su vida. ¿Cómo sería su vida desde esta nueva perspectiva?
 
La chica lo miro y rompió el silencio.

¿Estás bien? - Le dijo, tocándole la frente.
- Estás sudando.

Ahora, venía el rubor.